viernes, 30 de octubre de 2009

Desafio trekking embalse del yeso

Cuando me apunté a esta prueba, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo.

15 km de trekking, que pensaba podría hacerlos corriendo, y sustituirían al entrenamiento del sábado.

El miércoles anterior a la prueba, había que recoger el material que daban. Mochila, polera (camiseta), silbato y brújula, que por 15 lucas no está mal.

Ya nos explicaron que el circuito era complicado, y que si nos perdíamos, debíamos seguir siempre una dirección determinada con ayuda de la brújula.

Ya en la salida, había bastante nieve. Los cerros que nos rodeaban, enormes, y se veían las colas de 2 glaciares en todo lo alto.

Haciendo cálculos, 15 km, de los cuales al menos 4 eran relativamente llanos, con un desnivel de 1000 m, hacía pensar que las pendientes iban a ser duras.

Empezamos la prueba, y el primer tramo era de bajada. Cuando comenzamos a subir, se acabó toda posibilidad de correr.

La pendiente muy dura y el camino muy complicado.
No existian caminos trazados, todo era a través del monte.

Habían unas banderas y era necesario pasar por todas y marcar el control.

Lo importante era mantener el equilibrio.

En una de las subidas, nos saltamos un control y al llegar, nos lo indicadon y hubo que volver a bajar, marcar y volver a subir.

A determinada altura, ya todo era nieve, e intentar correr, incluso andar por la nieve, era algo complicado.
Intentaba pisar la nieve por los lugares que se veía más dura, pero en ocasiones me hundía hasta la cintura.

Las marcas dejadas por los que iban delante servía de guía, pero intenté ir pisando las huellas existentes, y para caminar, podía valer, pero para correr, imposible.

Se notaba los expertos en trkking, sobre todo bajando. Yo iba con todo el cuidado del mundo, y ellos se lanzaban tumba abierta.

Finalmente, y tras interminable subida, llegué a la cumbre.

Allí me indicaron por donde tenía que bajar.
¡600 m de altura casi verticales, sin camino ni nada donde agarrarse!
¿Tu estás loco? Por ahí no bajo ni harto de vino.

Finalmente me comencé a bajar con el culo pegado al suelo y mucho cuidado.
Caían piedras desde arriba de los que iban bajando detrás mía, y era necesario estar atento al sonido de las rocas que caían, porque eran gordas y tomaban mucha velocidad.

Me pasaron como una exhalación un par de competidores, a una velocidad increible, y en muy poco tiempo estaban abajo.

Una vez conseguí bajar, ya sabía que lo que quedaba era casi llano, con tendencia a bajar, pero a pesar de todo se me hizo largo.

Finalmente en la meta, obtuve un puesto 11 en la general y el 3º en la categoría.


1 comentario:

  1. Increíble,oye ten cuidado, cuando vuelvas tienes que organizar rutas parecidas.
    Un saludo

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